30 May Cómo desplegar infraestructuras TI centradas en Apps
Hoy en día, la tecnología se ha convertido en una habilitadora de negocio imprescindible para las organizaciones. Es crítico que las empresas cuenten con soluciones tecnológicas que les permitan poner en marcha cualquier idea innovadora que les diferencie de la competencia. En este nuevo entorno, las aplicaciones son los vectores que hacen realidad los nuevos proyectos, pero para que sean eficaces es necesario rodearlas de infraestructuras TI modernas.
DevOps, Agile, contenedores, microservicios… son metodologías y conceptos vinculados al despliegue de aplicaciones de los que se habla mucho últimamente. En todo caso, ya sea mediante desarrollos propios o a través de productos comerciales, el objetivo de todas las empresas es responder a sus necesidades con programas flexibles, personalizables y rentables. Son metas compartidas que no podrán conseguirse si no se presta atención a otros recursos tecnológicos clave, como el almacenamiento, la red o los servidores. Sí, son menos atractivos que el mundo de las apps, pero transcendentales.
Aplicaciones con éxito: ingredientes imprescindibles
No basta implantar una aplicación para obtener los resultados esperados. Antes de que entre en producción, es necesario considerar aspectos irrenunciables como su rendimiento controlando su latencia, lo mismo que su seguridad para no poner en juego el propio negocio, su integración con otros programas corporativos, su conectividad con plataformas externas, su capacidad para operar en entornos de movilidad para empresas, su adaptación a estrategias que aprovechen las ventajas de la virtualización y de soluciones cloud computing, etc.
Son aspectos que determinan su validez para ser eficaz en la actual economía digital. Todos ellos son provistos por distintos recursos de los que depende que los datos que ‘alimentan’ las apps fluyan ágilmente y los usuarios accedan a ellos con la mejor experiencia posible.
Nos referimos a un almacenamiento robusto, pero a la vez flexible, con distintas particularidades si es para apoyar softwares analíticos que permitan tomar decisiones en tiempo real, o si es para realizar backups, por ejemplo; servidores con procesadores punteros que garanticen potentes rendimientos; redes que pueden gestionarse de forma consolidada a través de una única consola (redes definidas por software, SDN) eliminando su complejidad; sistemas capaces de restaurar en el mínimo tiempo y sin pérdidas las aplicaciones en caso de desastre para garantizar la continuidad del negocio; soluciones de protección no solo centradas en firewalls, sino en el propio usuario, con los que detectar e incluso predecir amenazas de ciberseguridad, etc.
Infraestructuras TI a medida
La facilidad de uso de una aplicación no debe llevar a engaños. Detrás de su aparente sencillez se esconden múltiples tecnologías que, por lo general, se escapan del conocimiento de sus usuarios. Además, los cambios en estas son constantes, lo que produce un estrés continuo a aquellas organizaciones que no cuentan con un departamento propio especializado en TI.
La solución no puede pasar, simplemente, por utilizar productos ‘asépticos’ estándar. La tecnología siempre tiene que adaptarse al negocio, sujeto a la vez a los constantes cambios de la sociedad actual. Por tanto, es muy importante poder personalizarla al máximo según las características de cada uno.
Contar con el apoyo continuo de una empresa especializada en servicios de soporte informático TI permite centrar todo el esfuerzo de los gestores solamente en la mejora y el crecimiento de la compañía. La propuesta es delegar en los profesionales TI la evolución tecnológica de la organización, la tan mencionada Transformación Digital. Y para ello hay múltiples fórmulas, desde asistencia remota, a asistencia presencial IT.
Optar por la externalización de servicios TI es una manera de asegurarse un asesoramiento proactivo para incorporar soluciones innovadoras a la vez que se optimizan las ya existentes. Esa es justamente la manera de rentabilizar las infraestructuras TI: balancear lo que ya se tiene con la nueva tecnología que va apareciendo en el mercado, dentro de las posibilidades de cada empresa.